Patrick Crusius, el autor confeso del tiroteo de 2019 en un Walmart de El Paso, Texas, que dejó 23 muertos; fue sentenciado a 90 cadenas perpetuas consecutivas después de enfrentar durante dos días audiencias con familiares de los fallecidos y sobrevivientes del ataque dirigido contra hispanos e inmigrantes.
En febrero pasado, Crusius se declaró culpable de 90 cargos federales de asesinato y crímenes de odio por el tiroteo en un supermercado de clientela mayoritariamente latina, a cambio de lo cual el gobierno no pidió la pena de muerte.
Sin embargo, fiscales de Texas, en ellos Bill Hicks, del distrito de El Paso, planean llevarlo nuevamente a juicio por el mismo tiroteo en un proceso estatal en el que buscarán la pena capital.
Aún vamos a procesar al tirador del Walmart. Y aún buscaremos la pena de muerte.
El tiroteo de 2019 fue la mayor matanza que se produjo en Estados Unidos en ese año. El incidente comenzó alrededor de las 11 de la mañana cuando la Policía recibió los primeros avisos para intervenir en la zona a las afueras del centro comercial Cielo Vista, al sur de El Paso.
El autor del tiroteo tenía 21 años cuando cometió el ataque, al que acudió ataviado con un rifle de alto alcance, protección para la vista y oídos, además iba vestido con camiseta negra y pantalones de camuflaje.
Su objetivo estaba claro: quería «matar al mayor número de mexicanos posible», según declaró después a la policía.
Antes de abrir fuego de forma indiscriminada, el detenido subió a Internet contenido claramente racista en el que denunciaba una «invasión» migratoria y, de hecho, las autoridades lo identificaron durante el proceso como un supremacista blanco.
Originario de la localidad tejana de Allen, viajó hasta el lugar del crimen, a más de mil kilómetros de distancia de su casa, a sabiendas de que allí encontraría un gran número de familias hispanas.
Abrió fuego indiscriminadamente al llegar al establecimiento, en donde el resultado fueron 20 muertos y 26 heridos.