La pandemia de Covid-19 provocó una crisis tres veces más profunda que la pandemia de Influenza y, sin embargo, Quintana Roo logró su recuperación en menos tiempo, aún antes de que se declare el fin de la alerta sanitaria, y sin sobreendeudar al estado como sucedió entre 2009 y 2011.
Después de la abrupta caída en 2020 como efecto del cierre de fronteras, negocios y hoteles, Quintana Roo reportó en 2021 el mayor crecimiento de toda su historia en su Producto Interno Bruto (PIB), evolución que, según estimaciones, se mantendrá este 2022.
Se estima que, por eso, Quintana Roo logrará su completa recuperación y hasta superará el crecimiento que tenía antes de la pandemia cuando concluya la alerta sanitaria por Covid-19.
Conforme a cifras de la Subsecretaría de Análisis Económico y Finanzas Públicas, basadas en datos del Inegi, la tasa de crecimiento del PIB en Quintana Roo fue del 12.58% en 2021, muy por encima del 6.30% a nivel nacional.
Según estimaciones de las mismas autoridades hacendarias, esta tendencia a la alza se mantendrá en 2022 en el estado, en comparación con el 1.8% de crecimiento del PIB nacional estimado para este mismo año.
Asimismo, según el reporte emitido el 28 de abril de 2022 por el Inegi, a tasa anual las entidades federativas que mostraron los aumentos más pronunciados en su actividad económica fueron Quintana Roo, Tabasco y Baja California Sur. No
La situación, en cuanto a recuperación, fue diferente para el estado durante la pandemia por Influenza entre 2009 y 2011, cuando la deuda pública aumentó en más de 9 mil millones de pesos.
En contraste, durante la pandemia por Covid-19 la deuda pública de Quintana Roo no reportó sobreendeudamiento aún con el aislamiento de la población, la paralización de la industria, el cierre de fronteras y la inversión en infraestructura hospitalaria y apoyos a la población sin fondos federales de contingencia.
Conforme a datos oficiales de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en 2009 la deuda pública del estado ascendía a $3,743 millones de pesos. En abril de ese año se identificó el virus de influenza H1N1 que, sin embargo, fue dos veces menos transmisible que el SARS-Cov-2 de la Covid-19.
Durante esa pandemia no se requirieron, por tanto, grandes inversiones para ampliar la infraestrutura de salud con el fin de atender a miles de contagiados y aun así, la deuda estatal dio un salto al aumentar a $10,037 millones para 2010 y $13,025 millones en 2011.
En suma, durante la llamada “crisis por la gripe de influenza” que abarcó de 2009 a 2011, la deuda aumentó en $9,000 millones de pesos, mismo monto en que aumentaría durante el quinquenio 2011-2016 que dejó un endeudamiento de $22,247 millones de pesos.